Los eclipses solares y lunares se producen con cierta regularidad, siendo más frecuentes los últimos. Lo que no es tan común es ver el efecto que producen sobre nuestro planeta. El pasado 20 de febrero se produjo un eclipse lunar que nos ha dejado unas sorprendentes imágenes captadas desde satélites en órbita.
Aunque la reflectividad de la superficie lunar (albedo en jerga astronómica) es muy baja, la Luna nos devuelve parte de la luz del Sol y es capaz de iluminar de manera eficiente la noche, como cualquiera puede comprobar lejos de las ciudades durante un buen claro de Luna cuando ésta está llena. Sin embargo, durante un eclipse lunar, nuestro satélite deja de estar iluminada por el Sol. Así, deja a oscuras la noche terrestre: durante unas horas tenemos una Luna nueva. La imagen de este artículo, una fotocomposición muestra este efecto de manera bastante efectiva.
Datos sobre la foto: La Tierra observada desde el satélite meteorológico DMSP F16. La imagen es una composición de varias observaciones según avanzaba el eclipse lunar. Durante el eclipse total, la Luna no refleja la luz del Sol y por tanto no ilumina la parte nocturna de nuestro planeta (crédito NOAA National Geophysical Data Center y U.S. Air Force Weather Agency).
Artículo extraido de: http://weblogs.madrimasd.org/astrofisica/
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