domingo, 23 de febrero de 2014
El Rock, esa fuerza musical que en el ostracismo o en la exposición nunca desvanece pero que el dinero marchitó
Uno de los estilos más encantadores que tiene la música es el amado y odiado Rock, mas nunca ignorado. Su irreverente materialización y los múltiples géneros que nacieron de él han permitido que sea el bastión de aquellos que buscan escupir aquellas hipocresías con las que se tejen las estructuras y comportamientos de las sociedades, y no necesariamente siendo contestatarios en sus letras.
Es en realidad una actitud la que brillaba en el Rock, donde sus artistas latían en un solo corazón junto al arte que combina el silencio con el sonido, si es que realmente existe dicha división, nosotros sentimos que viven intrínsecamente al unísono y se retroalimentan en ese Cosmos artístico que se mueve en análogas maneras con la esencia del Universo mismo, eso es la música.
Usamos el pasado para referir a esa postura inconformista que el Rock adoptó ante todos los dictadores de dogmas sobre conductas y del qué “se debe ser” porque hoy en el mundo hemos endiosado al dinero, es el regidor de una humanidad dócil que no se cuestiona nada, que acepta lo que se le dice sin meditar sobre ello, y el Rock cayó en su tramposa red.
El dinero nos enajeno de la pureza y la dignidad perdiendo de a poco el aspecto sagrado de la vida, de su significado, apagando el fuego de nuestros corazones.
El Rock de estos tiempos que corren se dejó succionar el espíritu, con músicos que ven con naturalidad usar sus creaciones para hacer publicidad o para convertirse en proclamadores de doctrinas de políticos de turno que les llenan sus billeteras y sus egos olvidándose de la pura esencia que implica el ser artistas.
Hoy en Argentina la gran mayoría de los músicos de Rock están en la egoísta tarea de evitar ver la dolencia de su pueblo, defendiendo en esa falsa seguridad que les da esconderse detrás del poder político, porque fueron comprados por el dinero corrupto de estos, dirigentes que los utilizan como marionetas para su propia propaganda política. Eso es elegir a través del egoísmo y nunca puede ser arte.
Esto pasa porque el planeta está habitado por gente que elige así.
“La economía como esencia de la vida es una enfermedad mortal, porque un crecimiento infinito no armoniza con un mundo finito”. (Erich Fromm) y si decimos que la música es una expresión del alma (el costado infinito de todo lo que conforma un ser humano) nos preguntamos en “Nieto Ni Lo Otro, De Todo Un Poco”: ¿Dónde queda la música en estas prioridades materialistas?
Qué lindo sería sentir a más rockeros, inspirados por la sagrada relación con su música, decir “Ese fuego que yo quiero en mi música, me rompe el alma”, la frase pertenece al gran músico argentino Luis Alberto Spinetta, un noble artista que siempre buscó mantener sus canciones alejadas de la publicidad consumista y de intereses ajenos a ellas.
Ver a Ozzy Osbourne hacer una publicidad de una gaseosa junto a Justin Bieber es el súmmum de la mediocridad. A no confundirse, no juzgamos a nadie, cada uno es dueño de hacer lo que les venga en ganas pero decir que alguien hace arte con tanta liviandad es triste y digno de un mundo sórdido.
No tenemos tampoco nada en contra de Bieber pero sí en lo que representa. Magnates del negocio que crean seudo músicos que están por la fama y el dinero y no por la prioridad creativa, exploradora, profunda y sentida de los sonidos.
Empero, si volvemos a las raíces que movilizaron al Rock en su nacimiento, como la rebeldía, la libertad del espíritu, el ser uno mismo, no venderse al poder económico ni político o como antípodas de la imposición de un Statu Quo determinado como norma de vida, el estilo ha servido para mantener vivo el hecho de que nadie puede controlarnos si no lo permitimos.
¿Ahora pueden ver por qué se marchitó?
Dejamos para el final lo que dijo el cantante Alex Turner de Arctic Monkeys, el miércoles pasado en los Brit Awards, donde ganaron como Mejor Grupo Británico y Mejor Álbum Británico del Año:
“Ese Rock and Roll, no se va a ir. Quizá hiberne de tanto en cuanto y vuelva a la ciénaga. Creo en la naturaleza cíclica del universo en la que existe demanda, se adhiere a esas reglas. Pero está esperando siempre ahí, a la vuela de la esquina, preparado para volver de entre el lodo y romper el techo de cristal, con mejor aspecto que nunca. Si, ese Rock and Roll, parece estar desapareciendo a veces pero nunca morirá. Y no hay nada que puedas hacer al respecto”.
Bill Hicks, el gran humorista, el autoproclamado Poeta Oscuro, devolviéndonos un poco de sentido común en medio de tanta mentira…
Bill Hicks Parte 2
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