Hemos leído un título en un periódico que anunciaba una exposición de fotos sobre un músico que decía: “El Misterio es Existir”.
De repente una sensación de profunda comprensión se hizo conciencia en nosotros en el mismo momento que terminábamos de leer esa simple expresión que resumía el gran dilema de la humanidad, el propio ser humano.
Por supuesto que no es la pregunta que este mundo busca responder, ¿Cuáles son las verdades de la psiquis, el espíritu y la mente del hombre?, nunca tuvimos la voluntad por responder los interrogantes sobre lo que vive intrínsecamente en nosotros, pero que a pesar de tenerlo internamente, lo ignoramos y despreciamos, “la” gran paradoja de la humanidad.
¿Que solución puede traer al mundo saber si en Marte hay vida o la hubo? ¿Qué elementos ofrece la tecnología para las respuestas de nuestra verdadera ignorancia, la de uno mismo? ¿Cuáles son las certezas que encontraremos mirando el cielo si seguimos sin mirar nuestro Universo interior?
La respuesta es sencilla: no nos ofrecen ni ayudan en nada el responderlas.
El misterio es nuestra propia existencia. ¿Por qué estamos aquí? ¿Cuál es el propósito de uno en este momento presente? Debe haber algo más que ésta superficial e ilusoria vida que llevamos adelante y que creemos real.
Lo real no está en ganar fortunas o ser famosos, muchos menos en el reconocimiento de los demás, ni tampoco en las apariencias físicas o de comportamientos, que son las máscaras donde ocultamos las raíces de nuestro costado grotesco que consumen toda nuestra vida hasta la muerte.
No encontraremos ninguna respuesta allá afuera, sólo la conseguiremos en el interior, en lo profundo de nuestro ser, si no es así, estamos ciegos.
Jesús dijo: “Yo estuve en medio del mundo y me manifesté a ellos en carne. Los hallé a todos ebrios y no encontré entre ellos uno siquiera con sed. Y mi alma sintió dolor por los hijos de los hombres, porque son ciegos en su corazón y no ven que han venido vacíos al mundo vacíos saldrán de él. Ahora bien: por el momento están ebrios, pero cuando hayan expulsado su vino, entonces se arrepentirán”.
Aquí adquieren el ígneo sentido las palabras “conócete a ti mismo”, labor que traerá calor a este invierno mundano que construimos entre todos, y la respuesta a aquellas preguntas que nunca respondimos y que se liga al Misterio de nuestra existencia.
Hemos escapado siempre de uno mismo, escapado de las sombras que no queremos reconocer sin darnos cuentas que en realidad las estamos fortaleciendo, acentuando más lo sombrío, construyendo de esa forma el dolor, la angustia, el miedo, el egoísmo y hasta nuestra propia muerte.
Los discípulos le dijeron a Jesús: “Dinos cómo va a ser nuestro fin”. Jesús respondió: “¿Acaso habéis descubierto ya el principio para que preguntéis por el fin? Sabed que donde está el principio, allí estará también el fin. Dichoso aquel que se encuentra en el principio: él conocerá el fin y no saboreará la muerte”.
Hay mucho circo allí afuera que busca la distracción, la dispersión y la fascinación de la humanidad, y como no tenemos la voluntad de afrontar nuestras propias sombras, las proyectamos al mundo construyendo este pandemonium, creyendo que es una verdad que nos condiciona la vida, sin saber que es el reflejo de lo que somos y no queremos reconocer.
El misterio es existir.
Carl Gustav Jung – Documental sobre el mundo interior
2 comentarios:
Conmovedora nota. Buscamos afuera lo que tenemos adentro de nosotros, donde el universo existe completo. Hemos olvidado cómo jugar, hemos olvidado ser niños. Pero no todo está perdido, aún nos quedan fragmentos del mapa para armar.
Nunca está perdido, depende de nosostros. Me encanto lo que escribiste "...donde el Universo existe completo".
Gracias amiga del alma por todo, y por compartir lo que sientes al respecto.
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