lunes, 22 de abril de 2013

La música, esa explosión creativa que se emancipa sin límites

La industria musical ha inculcado, junto con otros regidores de la cultura como el consumismo, la moda como forma de atención a ese ámbito creativo para generar un pensamiento costumbrista y desligado de la esencia misma de las sonoridades, que como el ígneo Universo, tiene vida propia y ha continuado naturalmente su camino en infinitas direcciones.

Cada estilo nace naturalmente con sus particularidades emancipándose a su vez en vertientes que se nutren de otros géneros pero que, siguiendo con el ejemplo del agua, sigue siendo en esencia el preciado liquido.

Lamentablemente, para generar adeptos y seguidores, y con eso asegurarse ingresos o lo que fuera para manipularnos, la cultura ha producido el sentido de pertenencia en nosotros ,precisamente para convertirnos en autómatas defensores del estilo que nos cautiva y a la vez inocularon esa conducta en los artistas que muchas veces prefieren seguir en una misma forma sonora para contentar a sus seguidores (que en nuestra codicia, nos ofuscamos hasta en el cambio más pequeño), impidiendo el natural proceso de las cosas.

La observación que hoy atendemos en “Nieto Ni Lo Otro...” no tiene que ver con juzgar los gustos de nadie y menos las decisiones creativas de los músicos, en cuanto a los gustos, respetamos a todos y ponerse a sojuzgar eso o cualquier otra cuestión que tenga que ver con la elección del prójimo implica ser parte del funcionamiento de otro de los brazos opresores que quiere un mundo con personas rebaño o seguidoras para poder dominarlas y mantener el poder sobre ellas para un beneficio egoísta.

El fanatismo de decir, “esto es verdadero y aquello no”, modo opresivo y juzgador que se ve en la política, religión y un largo etc., es en definitiva un pensamiento entumecido y estanco que no reconoce la evolución de la vida misma.

Uno se hace fanático cuando pierde el significado de todo lo que la vida nos ofrece, como por ejemplo la música. Entonces al ocurrir eso necesitamos aferrarnos a lo que creemos, en vez de dejarnos caer en la intensión de búsqueda y apreciación del significado de las cosas, mas allá de lo que nos digan o planteen como normal o real, e incluso más allá de uno mismo.

El Universo es impersonal, lo que sucede en él ocurre por algo, y cuando va a pasar “no deja de ser” porque nosotros creamos que será diferente o porque ese día nos levantamos con mal humor y no queremos que nos molesten.

Como humanidad hemos dividido, separado, envés de unirnos a la verdad que mora en cada uno de nosotros. Entonces, para crear ese sentido de pertenencia que impone el dinero, el mundo fue disgregado en países, ciudades y pueblos. Es decir, es el poder económico que teje los hilos sobre nosotros para que seamos funcionales a éste.

Ese mismo ejemplo lo podemos aplicar a todo y la música no está exenta al yugo del vil metal que prefiere fanáticos y no melómanos con la capacidad de descubrir el significado de las infinitas melodías que conviven en ella.

La música es un Universo que al igual que el Cosmos, se retroalimenta de todo lo que en él existe, pero de todo. Es una energía que se emancipa sin conocer limites... entonces, ¿Por qué se los marcamos nosotros?
Tool – “Hooker With A Penis” subtitulado en español

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