Que una banda posea en su música Sosiego y convulsión no describe en sí mismo una virtud o cualidad, sino que el manejo de los distintos matices que se encuentran entre una y otra o el momento oportuno para dar manifestación a cada uno de esos rangos sonoros sin perder intensidad hacen que un grupo tenga destreza musical.
Es el caso de la banda cordobesa Sur Oculto que el pasado 4 de agosto presentó en el Teatro Real su disco homónimo por el ciclo “Disco es Cultura” ante el público local que atiborró el lugar para maravillarse con el trío conformado por Sebastián Teves en el bajo, Fabricio Morás en teclados y Pablo González en batería.
La presentación estuvo a la altura del gran álbum que editaron (con un packaging inmejorable a cargo de Marcelo Boasso) y con el preciso trabajo del Drum Doctor Fernando Caballero que sentó presencia como invitado en el show en el tema “Zeitgeber” que esa noche terminó siendo una improvisación y no la canción que se puede oír en el nuevo material de estudio. Fue un dueto tribal, tanto como de exquisitez, entre bateristas.
Lo acontecido en el escenario fue como ver un espectáculo internacional del más alto nivel por la versatilidad interpretativa que tienen, la naturalidad con la que improvisan sin perder precisión ni ritmo y al enaltecer las canciones que presentaban, de hecho, no tienen nada que envidiar a artistas de fronteras afuera del país.
Se creó una energía tan grande en el recinto que en un momento de la improvisación del bajista los graves sonidos de su instrumento parecían simular el inhalar y exhalar del gran espíritu sonoro que crearon esa noche para dar lugar a una nueva etapa, in crescendo, en esa constante mutación artística que proponen en el vivo y de esa forma trascender el lugar que ya le era ínfimo.
El lenguaje de Sur Oculto no es verbal, es el de las vibraciones (de la misma manera que está constituido el pleroma) que ofrece a través de la música que le es propia para describir un momento caótico como de parsimonia con el Jazz, Heavy, Funky, Experimental etc.
Su impronta parece venir de un “todo” el cual esculpen con sus instrumentos, que a modo de cinceles dan forma a los distintos climas que cohabitan en su creación, transformándose en arquitectos del sonido, pero no como una entidad ajena a él, todo lo contrario, amalgamados, fundidos hasta ser ellos mismos el “todo” que nutre con intensidad el propio Universo rítmico y arrítmico.
Y el público, entre ellos los que hacemos “Nieto Ni Lo Otro...”, los planetas que giraban en ese singular Cosmos.
Si no los conoces, conócelos en estas dos canciones en vivo…
Sur Oculto - “Elefante”
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