de no ser lo que nos han dicho que seamos,
obedientes al lápiz y al pizarrón,
gritando sólo en los muros y rápido que
no te atropelle el idiota de turno,
que ocupa la silla de otro idiota
que estuvo antes y dejó
como babosa el sellito pestilente de
la obsecuencia.
Íbamos tan cargados de culpa
de la culpa nuestra
de la culpa ajena
de la que te corroe hasta dejarte en huesos,
atados a la puta necesidad de un peso
un peso que lave las otras culpas
la de los hijos con hambres
que no son mis hijos
pero se le parecen…
Se le parecen tanto en la mirada
de un cielo que nunca van a encontrar,
porque morirán antes,
por mi culpa,
por tu culpa,
por la grandísima culpa
de los mercaderes de turno,
por la omisión que se cree verdad,
porque se enreda en discursos.
Y vamos así,
apretaditos de sueños
aunque la proscripción tome ahora banderas de otros
de los otros que cuando murieron
nos dejaron la herencia de un verso de hierro
y la mirada en la esquina,
que también se parece al cielo de la mirada del chico
que limpia los vidrios mientras un fusilero,
pero con anteojera,
lo putea en la esquina,
en la puta esquina del ministerio.
De: Nancy Wild
Tool – “Intolerance” (Intolerancia) subtitulado en español
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