La razón de ser de los laberintos es la de entrar en ellos, como lo hace quien busca conocerse a sí mismo descubriendo los intrincados recovecos que forma la psiquis humana, nunca para salir (escaparse).
Un opus para vivir el camino y sus momentos que convierten en sonidos que nos emancipan en esa implosión que ayuda a penetrar y apreciar lo exótico y misterioso de su numen.
Es en lengua negra que se zambulle allí Rocío para un hipnótico argot que se establece en secreto, como los pasajes y las paredes de los múltiples estilos que crea la instrumentalidad de Pablo (cada canción se yergue en un pasillo totalmente diferente), la fémina profundidad de la voz resguarda los tesoros y refleja la belleza de la interioridad, de lo que se revela y la de ella.
Y así, cautivos, se nos precipitan las sensaciones que nos llevan al entusiasmo por saber qué encontraremos en el siguiente pasadizo histriónico que subyuga los axiomas.
“Dramaxioma”, el trance en su propia hondonada.
Dramaxioma – “Dramaxioma” disco completo
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