Arquitecto de risas y llantos,
de equilibrios imaginarios con una triste silla.
Fabricante de sueños infantiles,
de magias blancas, de tortas con tartas...
El único al que le sienta bien
los estampados y la careta sin goma.
Se deja acompañar por un coro de risas,
por la felicidad empastada de una lágrima de pacotilla,
que resbala hasta la roja sonrisa
más grande del mundo.
Dominador de la música,
de los gestos,
de los abrazos al aire con guantes
y zapatos de gigantes de tres leguas.
Ahora te usurpan el oficio
los de la chistera y frac que se olvidan de las risas
y solo dejan lágrimas entre el público.
No llores payaso, mira…!
Que un niño te busca...
De: Nica Villarreal Moreno
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