Hay muchas cosas que suceden en este mundo que no acontecen bajo el influjo de la verdad sino sometidas a las pretensiones o elucubraciones de las posturas que llevan siempre a la decadencia.
Una distopía que estimula y exacerba la quietud, es decir, que todo siga como está pero en la ebullición de la sinrazón.
Ver este grotesco y cíclico espectáculo una y otra vez reinventándose sistemáticamente a través de los años y épocas es el que nos hastía.
No ver ni sentir en la manifestación mundana ni un atisbo de su corazón, que de tan alejado de la verdad se marchita en el grito impostor que impone y sucumbe en la hipocresía, un grito para no oír…
“Los disparos alrededor nos impiden oír bien, pero la voz humana es diferente de otros sonidos, puede hacerse oír por encima de ruidos que lo inundan todo, aunque no esté gritando, aunque sea un susurro, hasta el murmullo más leve silenciaría un ejército cuando dice la verdad”, se dice en la película “La Interprete” con Nicole Kidman.
La verdad no necesita de explicaciones para que exista, ella “Es” más allá de los ruidos y los gritos de la pretensión.
En una parte de la letra de “Surfacing” (Emergiendo) de Slipknot dice: “Que se joda todo, que se joda este mundo, que se joda todo lo que representas. No pertenezco, no existo…”.
Por tanta identidad de la que se arroba el mundo, se ha olvidado de vivir y mirar en su interior y descubrir la mirada del otro.
Es un grito que pretende tapar lo verdadero y hasta la intensión sincera del que propina el alarido, que en realidad no está sustentado por los sentimientos puros que exclama perseguir…
No lo veo, ni lo siento, solo escucho. Es un ruido que no permite que nos veamos tal cual somos, encendiendo el infierno en un presente que exclama y pide por un poco del Cielo que no se quiere mirar…
De: Brujito Hechizero
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