martes, 29 de diciembre de 2015

LA SOMBRA ESCARLATA

Siempre me interesó el mundo onírico, la magia y el significado oculto que revelan los sueños. Todo comenzó hace muchos años cuando la sincronicidad llamó a mi puerta en forma de una frase misteriosa que irrumpía casi todas las noches al final de mis sueños: "¡Oh Reyna de los infiernos! ¿Por qué me sigues a todas partes con esta tenacidad incesante?"

Pues así es ella, despiadada y arrogante, su andar es casi tan perfecto como el brillo de un diamante, pero con una notable diferencia; ella exhibe su cara más oscura y siniestra.

Es como si fuera la reencarnación de todas aquellas cualidades que detesto. Es egoísta, altanera e intolerante. A veces pareciera ser una especie de oscuro demonio individual, y otras, se manifiesta como parte de la historia universal; un extraño reservorio que emerge desde las profundidades de la mente humana.

Por momentos ella parece levitar por los aires, como quien quisiera despegar sus pesares de esta tierra y elevarlos hacia el espacio infinito. Es sorprendente ver a los niños gritando al verla pasar: "¡Ella está presa! ¡Ella está presa! ¿Qué le habrá ocurrido?".

Yo creo que es un alma en pena, como las que aparecen en los cuentos o en las películas de terror. A veces pienso que la prisión es su condena, y su salvación; la trascendencia ¿Pero cómo ayudarla para que esto suceda?

Este interrogante dio vueltas en mi conciencia desde el primer instante, como el sonido resonante de un diapasón, sin saber bien cuándo ni cómo se resolvería; pero con la certeza de que pronto la respuesta aparecería.

Un buen día decidí dar un largo paseo por el campo para distenderme de las obligaciones diarias y renovar energías. Después de varias horas de caminata bajo un sol que quemaba la tierra, me acerqué a refrescar mi acalorado cuerpo en la orilla del rio. Cansado estaba ya de tanto calor y casi sin aliento, cuando de repente encontré una extraña piedra. Era de un color escarlata, rara, muy rara y entonces pensé: "¡Una sombra! ¡Qué felicidad! ¡Lástima que esta piedra es tan pequeña y no me puede tapar!". Me agaché entonces para agarrarla, y con asombro observé que ésta tenía varias caras; algunas oscuras y otras más brillantes.

¿Cómo es posible que en un mismo elemento convivan estos aspectos al parecer tan opuestos?

Es como si la analogía del diamante me persiguiera, esta extraña piedra reflejaba en si misma toda la magia y sabiduría que necesitaba. Al fin la resonancia del diapasón parecía dar su nota de color.

Enseguida vinieron a mi mente estas preguntas aún sin respuestas: "¿Será que como las piedras, los seres humanos también tendremos caras luminosas y oscuras? Si las piedras tienen su sombra ¿Será que nosotros también corremos con el mismo destino?".

Dicen que las respuestas solo aparecen cuando las personas estamos listas para escucharlas. Por ese entonces me encontraba estudiando ciencias exactas en la facultad de mi ciudad, y siempre solía visitar la biblioteca municipal para buscar bibliografía sobre temas relacionados con mi carrera. Nunca fui muy creyente en nada, más bien era ateo, toda mi familia lo era, o casi toda (a excepción de mi bisabuela materna).

Un día por error o acierto del destino (vaya a saber porqué), encontré un viejo libro llamado “Los arquetipos”. Tenía una tapa de color rojo intenso, como la piedra escarlata del rio. Ese antiguo escrito llamó poderosamente mi atención, creo que en ese instante supe sin saber, que en poco tiempo cambiaría totalmente mi visión de la vida.

Sus hojas amarillentas, algunas rotas ya de tantos años, lograron conmover mi tan duro corazón. Fué entonces cuando en la segunda pagina encontré una dedicatoria que me estremeció, y ésta decía: “Si por error ha llegado a tus manos este libro, entonces no te has equivocado”.

No pude resistir a semejante invitación y comencé a leer. Desde entonces me he llamado a la introspección, todo parecía estar perfectamente planificado, las coincidencias o casualidades pronto pasaron a llamarse “sincronicidades”. He comenzado a reconocer como propios muchos de los aspectos oscuros y sombríos que al parecer lograba proyectar sobre mi tenebrosa amiga, la sombra. Había olvidado cuánto me molestaba ser tan despiadado y arrogante, egoísta e intolerante; cuánto había hecho sufrir a los demás por no tener el coraje necesario para reconocer en mí mismo toda esta oscuridad.

En todo este tiempo he tenido que incorporar a mi léxico cotidiano palabras que nunca antes había utilizado: proyectar, sincronicidad, sombra, arquetipos, autoconocimiento, etc.

La gente comenzó a pensar que estaba enfermo, que sufría de alguna psicosis espiritual o algo por el estilo. Aunque me veían bien, notaban algo distinto. Nadie podía entender el porqué de mi cambio repentino, solo una señora muy viejita se acerco a preguntarme: "¿Encontraste el libro de los arquetipos?" A lo que respondí: "¡Si! ¿Pero cómo, vos también lo conocías?". Entonces la anciana me respondió:

Sí, pero no tanto como vos. Ese libro ha permanecido en la biblioteca municipal durante tantos años para que “por error” muchos pudieran encontrarlo. La persona que lo escribió nunca quiso que se supiera su nombre, es por eso que no figura el autor ¿Lo habías notado?. Cuando lo termines tienes que volver a dejarlo en donde lo encontraste. Pero quiero que sepas que la persona que lo escribió estaría muy contenta de que lo hayas encontrado.

Yo me quedé sorprendido y le pregunté: "¿Cómo puedes saber eso?" A lo que ella me respondió: "Ese libro lo escribió tu bisabuela".

Desde entonces me he sumergido en mi propio inconsciente, comencé a SER y a reconocerme a mí mismo tal cual soy. Inicié un camino de integración y autoconocimiento que me han llevado a la propia aceptación y en consecuencia, a la de los demás.

Entendí que esa sombra color escarlata que tanto aborrecía, en realidad era la mía. Tuve que soportar y reconocer que verdaderamente la tenía, sin poder ya rechazarla ni esquivarla. Era un trabajo que no podía abandonar, pues la recompensa era inmensa y el camino un mágico lugar por recorrer y disfrutar.

Y para el final de esta historia, que en realidad es un comienzo, un nuevo camino; quisiera acompañarlos en este recorrido y dejarles unas breves palabras del libro de los arquetipos:

-Escucha a tu corazón, pues él conoce de máscaras y verdades, más no entiende el lenguaje de la confusión ¿Puedes oír tu propia voz interior?

-Entrégate a tu propio destino, abrázate a él y reencuéntrate con tu ser.

-Siente tu dolor, nadie hace consiente su propia oscuridad contemplando solamente la luz interior.

-Escuchando y aceptando reinventarás tus recursos, tus capacidades, mirando hacia tu interior, despertarás-

De: Belen Arnau 

Tool – “46 & 2” subtitulado en español



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