Aquel disco que está cumpliendo 25 años fue un manifiesto de rabia, dolor, frustración y enojo que hizo una maravillosa catarsis en sus sonidos y en la actitud de "que se vaya todo al carajo" que tenia Slipknot arriba y abajo de los escenarios.
Esa expresión que vomitaba y escupía (también literalmente en escena y en la relación social como grupo) nihilismo y sublevación, con el productor Ross Robinson exacerbándolas, es la piedra angular de la evolución que tuvo artísticamente la banda con el correr de los álbumes y el tiempo.
Una evolución que no fomenta el nicho (maggots: como se designa a los fans de la banda) sino la necesidad artística.
Esa emancipación evolutiva se descubre también en los hombres detrás de las máscaras, es increíble ver como el arte cinceló los aspectos mas aberrantes y duros de la psiquis de estos hombres.
Lo de cubrirse el rostro sírvase como metáfora de las apariencias del hombre, como fue antiguamente representado por los griegos en el teatro con las máscaras de la felicidad y el llanto para expresar la tragedia del ser humano que lo que decía o hacía no representaba lo que era o sentía.
Slipknot comenzó hace dos días atrás el “Here Comes the Pain Tour” que los traerá a Latinoamérica entre octubre y noviembre para conmemorar aquel lúgubre manifiesto pero desde la mirada de quien se desprendió de las máscaras que lo convertían en demonio.
Slipknot - "Scissors" / "No Life" / "Only One" 6 de agosto de 2024
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