Aunque la elección de los músicos para esta travesía, por ahora, por E.E.U.U., es magnífica (el guitarrista Zakk Wylde y el baterista de Anthrax Charlie Benante).
Aun así no integra la magnitud del imaginario de los hermanos Vinnie Paul y Dimebag Darrell, los ingredientes humanos que daban a Pantera la pócima mágica, que eran a la vez, los magos que lucharon desde siempre por hacer de Pantera, lo que fue, y por supuesto, que para que eso fuera el hechizo perfecto: Anselmo y Rex.
Además, en vida, los hermanos Abbott se encargaron de mantener sagrado el legado y la mística de la banda, sin esos regresos tomados de los pelos.
Sería un lindo tributo si no se llamara Pantera, porque llamarla así, socaba y profana su Mística.
Pantera en el Donington 1994
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