Escribiendo profundizamos, descubrimos y ofrendamos los recónditos lugares que se desconocían, nuestras palabras se hacen escritura que deviene en una luz que ilumina esos anversos y reversos de la consciencia que con asombro y entusiasmo reconocemos, como niños, en esa inocencia y pequeñez de lo inimaginable…
Por preservar esa Sagrada Gracia es que reverbera en nuestro interior un instante de eternidad de “Across The Universe” que arrulla, al niño que siempre seremos, en la dulzura de Amy…
“Nada va a cambiar mi mundo”.
Evanescence - “Across The Universe” (The Beatles)
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